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Amor

Si algo caracteriza realmente bien a los nativos de ESCORPIO respecto a esa faceta del amor, tan trascendental en la vida, es un despertar prematuro, tanto a lo sentimental como a lo sexual.
ESCORPIO es el primero de los signos zodiacales que siente esas turbias, indefinidas apetencias generales que calificamos dentro del despertar al amor. Sentimos decirlo, pero este nativo no está destinado a ser feliz en el amor. Venus, planeta del amor, se halla en exilio en este signo. Astrológicamente, es ya mucho en dicho sentido. Independientemente de ello, su carácter le lleva en muchísimos casos a la ofuscación. Sus experiencias sexuales prematuras le queman demasiado pronto. No entra en el amor paulatina, prudentemente, sino como quien se arroja al agua, muchas veces sin saber apenas nadas. Siente tanta potencia dentro de su naturaleza, tanta fuerza en todos los sentidos, que esa sensación de plenitud le ciega y le aparta, en el noventa por ciento de los casos, del verdadero camino del amor.

Su matrimonio es con demasiada frecuencia un desastre en varios sentidos. Lo primero que suele ocurrirle es que, por lo general, desconoce profundamente a su pareja, lo cual determina decepción, amargura, falta de mutua comprensión, incompatibilidad la mayoría de las veces. El divorcio, en los países donde éste existe, la separación legal, en los que no existe, le rozan con demasiada frecuencia y es en muchísimas ocasiones el pago que debe realizar por su error, por su impulso sexual que le lleva a buscar en tantas ocasiones una compañera incompatible con su auténtica psicología.

Las verdaderas relaciones amorosas de estos nativos están casi siempre determinadas por un atractivo físico y no por unión de afinidades. Desea ardientemente y toma, de una forma o de otra, aquello que desea. En este capítulo del amor se le califica de excesivamente impulsivo, primitivo, obediente y prisionero siempre de sus profundos instintos primarios. En ocasiones se comporta brutalmente, siempre con auténtica pasión, con fuego tan creador como destructivo, según las circunstancias. Fiel a toda prueba, sólo admite una fidelidad tan grande como la que él ofrece.

También se ha dicho de él, y es cierto, que ama con toda la fuerza de su ser, y que deja de amar de igual manera. Cuando se sabe engañádo, cuando se le ha defraudado, la guerra que entabla con la persona que le engañó es a muerte, sin que en el fondo le importe esperar un año o diez años, o el tiempo que sea, con tal de destruirla.

Es fácil observar, por todo lo dicho, que este signo zodiacal es ante todo pasión desatada, profundidad de amor sexual, arrebatado. En amor, especialmente, puede contruir y destruir, puede crear o peude matar. Celoso, tenáz, fuerte, nadie que le ame podrá burlarse de él después impunemente. Lo superficial no existe para él. Si ama, se entregará en cuerpo y alma a la persona elegida. No le importarán los sacrificios para comprenderla, para mimarla, para hacerla feliz. Aunque cometerá el error de creer que los demás, su pareja en concreto, posee una sexualidad tan agudizada como la suya propia y acaso descuide, debido a ello, esa otra expansión del amor sentimental, delicado, romántico.

Dado su carácter, es particularmente aconsejable, tanto para ella como para él, que busque una pareja dulce, capaz de amoldarse a sus apetencias y costumbres, dócil, de poca fuerza explosiva. Para estos nativos, en fin, el amor es una de las cosas más serias que puede ofrecerles la vida. No concibe la vida sin amor, ni concibe el amor como un juego, como una broma, como un pasatiempo.